Cánones de belleza, marcas y responsabilidad

Yang Liu: Man meets Woman
Yang Liu: Man meets Woman

Los Oscar han dejado al descubierto lo que hemos venido observando en el último año, personas famosas que alzan su voz por el empoderamiento de la mujer. Así lo ha demostrado en la gala la premiada Patricia Arquette al pronunciar un discurso por la igualdad, o la demanda generalizada de las actrices porque las preguntas de los entrevistadores vayan más allá del vestuario que llevan.


Sin duda alguna, que personajes tan conocidos se muevan en favor de la igualdad no es sólo importante, es imprescindible, ya que, en muchas ocasiones son considerados modelos de referencia, iconos o personas influyentes en nuestras decisiones.


No obstante, la movilización ha de encontrar su mecha en los consumidores, el consumidor hoy en día es el motor del cambio en el mundo de las marcas, y esto, queridos lectores, es algo que ya os hemos contado.

Pero hoy, queremos reflexionar sobre algunos fenómenos en relación a los cánones de belleza, las marcas y la responsabilidad. Como hemos apuntado, 2014 nos ha dejado más de una muestra de que algo está cambiando, ¿pero es una transformación real hacia la responsabilidad?


En las pasarelas ahora podemos ver nuevos rostros y cuerpos desfilando, incluso se han traspasado las fronteras del género para dar cabida a la transexualidad. Es el caso de Andreja Pejic. Nadie negará que es un gran salto hacia la libertad, pero cómo distinguir si se trata de revolución real o de una vuelta de tuerca más de la industria de la moda por llegar a un público más amplio, que se define en la ambigüedad de lo andrógino.

Andreja Pejic
Andreja Pejic

En el proceso de estereotipia las mujeres hemos visto como se reducía la heterogeneidad femenina, aquello justamente que nos hace diferentes, únicas y bellas. Quizás este agotamiento que la publicidad ha provocado sobre el consumidor ha sido el detonante de que, en el último año, hayamos conocido conceptos como el normcore o no makeup, pero una nueva pregunta nos devuelve a la pregunta de cómo medir dónde está la frontera entre la innovación social y la moda.


Sea como fuere, es cierto que existe una guerra abierta a las imágenes ideales que nos han transmitido los medios, como ocurre con el retoque fotográfico. Algunas revistas ya se han sumado a la tendencia de mostrar a sus entrevistados sin retoque y son muchas las caras conocidas, que salen en favor de no falsificar y crear una falsa ilusión con las imágenes.

Existe un peligro en el modo en el que tomamos estas imágenes como reales, peligros como problemas psicológicos y físicos asociados al culto al cuerpo. Y Existe aún una democratización y la creencia de que podemos transformar nuestro cuerpo según las exigencias del mundo irreal, que crean esas imágenes ilusorias. Pero, como hemos apuntando, ya sea por agotamiento o porque ahora tenemos cauces para ser escuchados, nadie por ejemplo quedó indiferente ante el cambio radical de la actriz Renée Zelweger, o más recientemente, la polémica suscitada sobre la imagen de Uma Thurman.


Nos equivocamos preocupándonos por focalizar nuestro discurso y meditaciones en torno al cuerpo y la imagen externa, quedando sin amparo los verdaderos valores de la personas. No debemos caer en una especie de obsesión por el cómo debemos ser, y esto es justamente lo que está pasando con una supuesta revolución de las tallas grandes.


El cuerpo no debe ser utilizado como garante de ninguna revolución, la responsabilidad con nuestro cuerpo, el bienestar físico y mental, la felicidad, los buenos hábitos, la vida saludable, la no discriminación y finalmente la sostenibilidad aplicada a nuestra manera de vivir deben ser el camino.

En todo esto, las marcas tienen mucho que aportar. Dove es una de las marcas que más está apostando en este sentido, convirtiendo su lema “Por la belleza real “en su propia misión de empresa:


Este tipo de campañas promueven el debate responsable en torno a la autoestima y la auto percepción de las mujeres. Al igual que los consumidores tienen que aprender de su propio poder para cambiar el mundo, las marcas deben al igual, colocar a los consumidores y sus preocupaciones en el centro de todas sus actuaciones.


La transformación está en marcha y para alcanzar los objetivos de igualdad es necesario invertir nuestros esfuerzos en la educación, las marcas desde la responsabilidad y la sostenibilidad, los consumidores con la conciencia crítica, y centrarnos especialmente en la sociedad del futuro.



Empoderar a la mujer normal como ejemplo de belleza completa, más allá de un maquillaje o de una vestimenta, es la mejor educación para alcanzar un futuro mejor y más igualitario.


Soy una cuidadosa y sensible investigadora de la comunicación responsable, social y ética; de la publicidad y el marketing sostenible. Lidero un proyecto en el que defendemos una forma de trabajo que no sólo puede hacer del mundo un lugar mejor, sino también ayudará a diferenciar a tu empresa y elevar su valor.


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