Las marcas y los rituales

    No me considero una persona muy supersticiosa, aunque después de decir esto haya tenido que tocar madera. Pero es verdad que en mi época de atleta, siempre tenía que colocarme el dorsal con el mismo imperdible, o despertarme los días de carrera a las 8:17 exactamente

Martin Lindstrom, es su sensacional libro Buyology, define estos actos, “a los que él llama rituales o supersticiones, como actos no totalmente racionales, nacidos de la idea de que podemos manipular de alguna manera el futuro si adoptamos determinados comportamientos, aunque no haya ninguna relación causal discernible entre el comportamiento en cuestión y el resultado”.

En el mundo que nos ha tocado vivir, con cambios tan acelerados, y tantas conexiones sociales, a veces no buscadas, buscamos la estabilidad y la familiaridad, a veces asociadas a los rituales. ¿Y qué pasa en el mundo de las marcas?



Pasa exactamente lo mismo, los rituales asociados a productos nos dan la ilusión de tranquilidad y pertenencia. A veces pienso que solamente los compradores de Mac, comprenden que puedo gastar algo más de dinero por su productos, o los seguidores de #dormiresdecobardes, entienden que pierda horas de sueño por ver partidos de la NBA. Las marcas asociados a rituales o supersticiones son muchas más memorables que aquellas que no lo son. Los rituales nos ayudan a diferencias las marcas unas de otras en un mundo cada vez ás estandarizado. Y es que comprar un producto es a veces un comportamiento más ritualizado que una decisión de compra.



Este comportamiento ritual que nos da cierta seguridad, o por lo menso comodidad, lo han usado las marcas desde hace muchos años.



Pensemos en las fechas que se avecinan, están llenas de rituales, pero hay dos, que a mi me parecen excepcionales. ¿Qué solemos hacer cuando cuando llegan estas fechas? Volver a casa por Navidad. ¿En qué Turrón habéis pensado?

Otra marca que solemos comer por Navidad, ha fabricado rituales simplemente a partir de su disponibilidad. Tomemos el ejemplo de Ferrero Rocher. Un bombón esférico de chocolate, recubierto de otra capa de chocolate con almendras. Para evitar el deterioro por el calor, Ferrero suspende la producción de sus bombones todos los años en los meses de más calor. Los adictos a los Ferrero, esperan ansioso a que reaparezcan en los estantes del supermercado. Creando así un ritual para los seguidores de la marca. No obstante en otros países, no precisamente gélidos como Venezuela, la empresa Ferrero los distribuye todo el año.

Pero uno de mis rituales favoritos es el de la Cerveza Guiness: Primero el camarero llena dos tercios del vaso. Entonces esperamos, y esperamos hasta que se asienta la espuma y finalmente, cuando ha transcurrido el tiempo exacto, el camarero termina de llenar el vaso. Esto tarda un par de minutos, pero a ningún fan de la Cerveza le molesta esperar porque el hecho es que el ritual de verter lentamente la cerveza es parte del placer de beber una Guiness.


No podía dejar el post, sin el que seguramente sea el mayor ritual jamás comercializado: las galletas Oreo, que han basado su posicionamiento en sobre su ritual de consumo.

En definitiva, no hay duda que los rituales ayudan a forjar conexiones emocionales con las marcas y los productos. Hacen que los artículos o servicios que compramos sean memorables.

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Comentarios: 3
  • #1

    Luis (viernes, 05 diciembre 2014 11:17)

    En el caso de la Guinness, es curioso cuando estás en Dublín ver cómo el modo de tirar la cerveza no es el único ritual, sino que la Guinness de la tarde no se perdona, y los carteles con el tucán forman parte del paisaje de la ciudad. Guinness lleva haciéndolo muy bien muchos años, tanto que su producto ha dejado de ser una simple cerveza para pasar a ser cultura. "Lovely day for a guinness"

  • #2

    David García Cano (viernes, 05 diciembre 2014 13:16)

    Tienes razón Luís, la marca Guiness se posiciona en Irlanda como parte del ritual diario.

    Muchas gracias por pararte a leer el blog. Esperamos que te siga gustando. Aunque no tanto como una Guinness :-)

  • #3

    Javier (sábado, 12 marzo 2016 16:44)

    Que chingada! Aquí la Guinness nos la tomamos marrón y no pasa nada.